13 diciembre 2011

01 diciembre 2011

16 octubre 2011

Otra Dimensión en Otras Tiendas



El libro se puede encontrar en Madrid en estas tiendas y distribuidoras:
Madrid Cómics, Panta Rhei, Librería Antonio Machado (Fernando VI), Librería Antonio Machado (Círculo de Bellas Artes), Librería Pérez Galdós, Elektra Cómics, Diskpol, Munster, Librería El Tranvía, Tipos Infames, The Comic & Co., Up Beat, Arte 9 y Arrebato Libros.

Nos quedan unos días para llevar el fanzine a la imprenta. Cuando esté terminado, llevaremos novela y fancines al resto de ciudades. Si queréis pedir la novela, escribid a  librosmondo@gmail.com.


Las fotos: el primer escaparate es de Madrid Cómics; el segundo, de la librería Pérez Galdós.

31 agosto 2011

LAS CANCIONES DE OTRA DIMENSIÓN (8)

AIMEE MANN: THE MOTH

Uno de los secretos de Mariajo es coleccionar canciones tristes, y ponérselas sin descanso para sentirse mejor en la desgracia. Mientras repasa su lista de temas preferidos para hacerse daño, en el Windows Media Player no deja de sonar "The Moth", canción de la canadiense Aimee Mann,


 Pero... habrá un pequeño imprevisto. xD.




LAS CANCIONES DE OTRA DIMENSIÓN (7)

CORONA : THE RHYTHM OF THE NIGHT

La segunda parte de Otra Dimensión cuenta varias historias. La principal es la de una pareja que hacen fortuna en el mundo de la noche con una discoteca en la década de los noventa, Ritmo de la Noche, llamada así en honor de esta canción, el súper hit de Corona, que todavía hoy se sigue bailando en su multitud casi infinita de remezclas. Este éxito mundial del italodisco - entonces conocido como eurodance -, ha tenido varias portadas, desde la de la cantante original, la chica brasileña que adoptó el nombre del grupo, a ésta, la más conocida, 
El videoclip, con la chica bailando sobre todo tipo de simbología adivinatoria y las torres de Manhattan,  pentagramas y ruedas de la fortuna incluidas, resulta francamente curioso de ver...

25 agosto 2011

LAS CANCIONES DE OTRA DIMENSIÓN (6)

TALK TALK: IT´S MY LIFE

Este éxito de los ochenta suena dos veces. La primera, en la versión que el grupo No Doubt hizo en 2003, mientras a mi personaje, la infeliz Mariajo, su ciberligue le está diciendo que lo suyo no puede ser, que él no está preparado para una relación. Ella escucha la canción, y cuando vuelve a casa, rebusca entre los maxisingles que se trajo de su antiguo bar la original y la pone en el tocadiscos, con las gaviotas y los sintetizadores.

Talk Talk tienen una carrera un tanto extraña. En sus comienzos, fueron de esos grupos que tienen más éxito en Portugal o España que en Inglaterra, con canciones como "Such a Shame" o "Talk Talk", de pop sincopado, pero de contenido amargo y rara intensidad - la voz de Mark Hollis - que se fue haciendo más palpable a medida que dejaban los sintetizadores por las guitarras, girando hacia un rock muy distinto, casi de tipo experimental.

Sobre No Doubt no sé mucho, salvo que tuvieron varios éxitos supermundiales en los dos miles y que la cantante parece una muñeca de los recortables, siempre con una cabalgata de vestidos, pelucas y accesorios.


22 agosto 2011

LAS CANCIONES DE OTRA DIMENSIÓN (5)

THE ROLLING STONES: 2000 LIGHT YEARS FROM HOME


Una de mis protagonistas tiene su primera cita real con un ciberligue. La noche va moderadamente bien, pero al final, cuando llega el día, sin saber muy bien las razones, ella se va a sentir como en esta canción. 

Me gusta mucho "A 2000 años luz de casa", la estructura psico-rock y la letra, tan angustiada (no en vano fue escrita en un calabozo),  aunque reconozco que la primera versión que escuche de ella no fue la de los Stones, sino la de Danse Society, pero a Mariajo, mi heroína, aunque por edad sí podía haberla relacionado con este grupo siniestro-dance de tan buen recuerdo, no iba a pegar ni con cola, porque a ella le interesan otros estilos.


LAS CANCIONES DE OTRA DIMENSIÓN (4)

DAVID BOWIE: FIVE YEARS


La segunda parte de Otra Dimensión comienza el día de una catástrofe muy popular en Madrid. Los personajes volverán a sufrir otro sobresalto multimedia, como el del 11 de septiembre del 2001, pero esta vez no tendrán tantas ganas de bromear.
A última hora de ese día tan feo, cuando está cerrando su bar, el dueño de la cervecería La Mala Hora recordará que había comprado el cd Ascenso y Caída de Ziggy Stardust y las Arañas de Marte, en la edición especial 30 Aniversario, como regalo para una chica a la que conoció por Internet, debido a una confusión con el nick relacionada con este disco.


En la soledad, escuchará Five Years.


























Tengo que reconocer que aquí me ha traicionado el subsconciente. No quería incluir ninguna canción o artista de mis preferidos, de los que siempre estarían en una lista de imprescindibles - caso de este disco -, pero fue en el último momento, pensando en canciones sobre el fin de las cosas, en temas tristes y melodramáticos, ya no el dichoso apocalipsis, cuando decidí que Five Years sería la ideal.


















Oye, por lo menos Joy Division o Sonic Youth no salen, lo juro.




13 agosto 2011

LAS CANCIONES DE OTRA DIMENSIÓN (3)

THE ALLMAN BROTHERS: JESSICA

Podía haber sido un fanático de la música eléctronica, de la música clásica, o simplemente, para seguir la norma habitual de la gente y convertirle en un tipo aún más gris, no interesarle nada la música, pero quería dar a Marcos una distinción de fantasía y completamente obsoleta: además de su interés por las matemáticas, hacerle fan de los grupos de rock sureño. Por eso esta canción se convierte en un símbolo muy importante. Encima, son los Allman Brothers pero sin el Allman principal, con lo que sirven como brillante simulacro.



Para mi gusto, Los Allman Brothers Buenos están aquí:



Y aquí:






12 agosto 2011

LAS CANCIONES DE OTRA DIMENSIÓN (2)

FINLEY QUAYE: EVEN AFTER ALL

Mi personaje, Marcos El Informático, conoce a una chica por Internet, se enamora de ella, pero no es correspondido. Como ya he dicho, él es un fanático del rock americano, concretamente del rock sureño, pero a la chica le gustan los sonidos post grunges: Smashing Pumpkins, PJ Harvey, etc., música moderna y como oscura de finales de los noventa, y él, a pesar de que detesta ese estilo, llega un momento que cree que le suena hasta bien. Y se prenda de esta canción, una balada jazzy moderna con toques trip hop, que ve en un vídeo en la tele, y envidia lo guapo que sale el tipo en las imágenes. Como buen pagafantas, entre una montaña de cosas, le regala el CD a la chica.


Este elepé, "Maverick a Strike", del escocés Finley Quaye, fue uno de los grandes éxitos del 97, y Marcos lo tiene en casa durante varios meses, poniéndolo sin cesar, hasta que harto de hacer pucheros, lo tira a la basura, para volver a Los Allman Brothers. A mí gustaba mucho otro single que se llamaba "Sunday Shining".

LAS CANCIONES DE OTRA DIMENSIÓN (1)

THE JAYHAWKS: WAITING FOR THE SUN

  La primera canción que suena en "Otra Dimensión" es ésta, la que abre el tercer elepé de los Jayhawks.



    
Descubrí a los Jayhawks muy tarde, gracias a un buen amigo, y lo primero que escuché fue este Hollywood Town Hall. Cuando años después comencé a esbozar el personaje de Marcos, que sería informático y amante del rock americano, pensé que sólo podía empezar la jornada escuchando esta maravillosa canción, al bajar al metro camino del trabajo.


Quizá no son un dechado de originalidad, pero no hay grupo que haya sabido combinar con tanta perfección la herencia de los grandes. Mi personaje tenía que sentirse identificado con las armonías, las guitarras, las letras meláncolicas y hasta con las gafas de Gary Louris (yo, personalmente, me identifico más con la peripecia de Mark Olson al principio de formar el grupo, que estaba al borde de la ruina cuidando en casa de un familiar enfermo de alzheimer). Si no tenéis este disco, se han publicado hace poco unas reediciones primorosas, de quitarse el sombrero.

06 agosto 2011

Reflexión


Encontrada en mi tumlr favorito, http://luminousinsect.tumblr.com

16 julio 2011

OTRA DIMENSIÓN

Fragmento de mi segunda novela, "Otra Dimensión", a la venta en septiembre. Editada por Los Libros de Mondo Brutto,  http://mondobruttolibros.blogspot.com/


AnaHTML> Cómo nos reconoceremos? Habrá mucha gente y eso… Se me da fatal moverme en multitudes, creo a veces que me voy a morir y tal…
Prof.Linux> No creo que haya muchas chicas, je je.
AnaHTML> Ya… buf, qué mal… Es que se me da tan mal todo esto…
Prof.Linux> No te preocupes, mira, yo llevaré una camiseta de Linux, vale?
AnaHTML> Bueno, yo me pondré un gorro blanco que tengo con dos pompones…
Prof.Linux> Seguro que nos encontramos.

Si se daba prisa, podía encontrar billete esa misma noche para Sudamérica. Era un buen lugar para los programadores.

La cita en el SIMO fue, como decía su padre, “la apoteosis”. Era la tercera vez que iba a Ifema, conocía de sobra la combinación de autobuses que le dejaba en la explanada frente a los pabellones. Pues a pesar de eso, tomó el metro en dirección contraria, y tuvo que esperar más de quince minutos uno de los buses gratuitos que la organización había puesto para llegar al recinto ferial, hasta los topes de gente como él, entre codazos, empujones y carpetas en las costillas. Lo que pretendía ser un viaje calmado, llegar reposado y sonriente, arreglado con su nueva parka, los zapatos lustrosos y la camiseta del pingüino, se convirtió en una carrera atropellada por llegar a tiempo, sudando a chorros y preso de un ataque de nervios. Cuando por fin alcanzó la entrada principal, a unos veinte metros y medio tropezando, los zapatos llenos de polvo del Parque Juan Carlos I, vio a AnaHTML.

Una chica alta. Más alta que él. Se la veía de refilón, no podía decir desde allí si era guapa. El gorro infantil con orejeras y los pompones colgando. Una mochila a la espalda. Estaba hablando con un tipo con gafas. El tipo llevaba una camiseta de Tux.

Había por lo menos diez tipos con camisetas de Tux.

Hubo un par de segundos en los que Marcos pensó que equivocarse de dirección, perder el autobús, tropezar, llegar tarde, sudar de esa manera, todo eso en una persona como él, tan puntual, pulcra y ordenada, no eran sino señales de que lo de la cita no era buena idea, y lo mejor iba a ser pasar por delante haciéndose el sueco, pretextar más tarde una excusa por email y olvidarlo todo. El tío de las gafas, un moreno bajito de frente despejada, cazadora deportiva, vaqueros y zapatos lustrosos con el que charlaba Ana, él muy animado, con una sonrisa de oreja a oreja, era perfectamente intercambiable con Marcos. Ella no se daría ni cuenta.

Pero no lo hizo. Temblando, se acercó a la pareja y saludó, tan bajito, que Ana no se enteró. Tras carraspear, volvió a repetir la frase en voz más alta, - Soy Marcos, habíamos quedado aquí,… yo… el del IRC… -. La chica se giró hacia él, mientras el otro gafas con camiseta de pingüino improvisaba con su mejor sonrisa:

-Qué coincidencia, yo también me llamo Marcos, ¿verdad, Ana? Venga, vamos, que va a empezar la conferencia de Nixdorf -, mientras hacía amago de rodearla con el brazo como un guardaespaldas - ¿Vamos?-, y le dirigía una mirada de desprecio por encima del hombro.

AnaHTML, perpleja, miró a los dos Marcos. Carita larga, ojos grises y brillantes, labios y dientes finos, mechones de flequillo lacio. Una ratita de biblioteca, muy presumida, 1,77 cms. aproximadamente.
 
- ¿Tú no te llamas Marcos, a que no?

- Bueno… Marcos, Marcos, Manuel, Manolo… ¿qué más da? Si lo importante es habernos conocido. Además, yo también estoy en el IRC. Ahora ya… - Más sonrisas amarillas.

Un grupo de clones con gafas, mochilas y camisetas se detuvo a pocos metros del trío de enredo.

-¡Francisco Javier, vamos a hacernos una foto los de la quedada!

Todavía resistió Francisco Javier unos segundos sin decir esta boca es mía, manteniendo la sonrisa y de pie entre la pareja, hasta que los gritos de sus compañeros empezaron a llamar la atención de los guardias de seguridad. Como no pasó un ángel ni cayó un yunque sobre el Marcos real, el impostor agachó la cabeza y se fue corriendo a posar para la foto.

- Qué vergüenza… la gente no tiene dignidad. -Ana miraba a Marcos de refilón, muy tímida-. -Casi me muero por la situación. Hola, Profesor Linux, soy AnaHTML.

Deshaciéndose en sudores fríos que le resbalaban por la espalda, Marcos creyó morir. Le envolvió una sensación desagradable y pegajosa porque la chica le llamara por su nick y no por su nombre de persona real. A partir de ese momento, perdió la conciencia de sus actos. Las seis horas siguientes en los pabellones del SIMO desaparecieron en un instante. Tal como si hubieran puesto un pie allí dentro a las once y cuarto de la mañana y, como en un montaje cinematográfico, la siguiente imagen fuese la de la pareja saliendo casi de noche, cargada con bolsas llenas de folletos, publicidad, envoltorios y plásticos. En el intervalo, habrían visitado los stands, prestando especial atención al nuevo artilugio, el DVD, y a las videoconferencias, así como las maravillas de una conexión a Internet a 128 kbps, y la presencia de numerosas y prestigiosas empresas de seguridad informática. Y el fin de fiesta, tras hacer una cola interminable, jugar los dos con otros quince forofos, al Quake.

Marcos no recordó casi nada de la cita en los días posteriores, tal era su estado de ensimismamiento y confusión. Igual que si se hubiera emborrachado gravemente, llegó a su casa sin saber de dónde venía, sin poder despegar los labios, pastosos tras una jornada de parlamentos, gritos, preguntas, risas y confidencias. Tras caer en la cama profundamente dormido, despertó al cabo de unas pocas horas, tiritando de miedo. Revivió algunos detalles sueltos con mucha vergüenza, y se sintió la persona más desgraciada del mundo. Ana no querría volver a verle nunca, y lo más seguro es que todo hubiera sido un broma. Comenzó a llorar y no paró, aunque tenía mucho sueño y le dolía la cabeza, pero convencido de que ese gesto trágico iba a ser su despedida, no lo dejó hasta por la mañana, cuando salió de la habitación, se preparó un desayuno con un tazón de leche con chocolate, tres bollos de crema y media barra de queso con jamón. Entonces se fue a dormir.

 
(I Parte, Cap. 3. El Hombre de Mandelbrot)






Detalle de la portada, dibujo de Keko.

31 mayo 2011

20 mayo 2011

14 mayo 2011

Sigilos


Austin Osman Spare murió el 15 de mayo de 1956.  A los dieciséis años fue elegido la mayor promesa de la pintura del Londres de primeros del siglo XX. Tuvo unos años de gloria como ilustrador, en la mejor tradición de un Gustavo Doré, pero tras la I Guerra Mundial lo abandonó todo y volvió a su antiguo barrio de las afueras de la ciudad, donde terminó sus días en la más absoluta pobreza. Su ingente trabajo está compuesto de grabados, lienzos y dibujos, de estilos tan diferentes entre sí, que parece hecho por varios artistas. Spare es el primer pintor en practicar el "dibujo automático" y tiene un corpus mágico desarrollado por él mismo, que envidiaba Aleister Crowley.
Los expertos le conocen como "el genio que prefirió la pintura al dinero".


23 abril 2011

semanasanta


    No recuerdo una semana como ésta.

26 febrero 2011

Fear No Evil


Once upon a time
There was a pretty fly
He had a pretty wife
This pretty fly
But one night
She flew away
Flew away
She had two pretty children
But one night
These two pretty children
Flew away
Flew away
Into the sky
Into the moon

14 febrero 2011

14 FEBRERO



24 enero 2011

Grace en El País

Me sorprendió a primeros de año está página de El País dedicada a mi persona. La escribe en su sección semanal en las páginas sobre Madrid Ruth Toledano.

 

Grace Morales con pasamontañas

RUTH TOLEDANO 07/01/2011


Que temblaran los herederos de González-Ruano, decían los de la web Madrid Me Mata en el post titulado El Madrid de Grace Morales. Y con razón: si la ínclita Grace Morales, firma estrella del mítico fancine Mondo Brutto, ha tomado la pluma de Répide y, de Álvarez, el tintero para ejercer de cronista social de la Villa, se revolverá en la tumba el propio César, cuyas Memorias, Mi medio siglo se confiesa a medias, leía nuestra Grace en pleno puente de diciembre. Lo cuenta en el post titulado "De lo castiz@", en su sección "Creaciones Madrid" de la revista digital de "librepensamiento y explicaciones" El Butano Popular (donde también escriben -van a mogollón para que quede constancia de que el elenco es de lujo, aunque puede usted, querido lector, saltarse las líneas que siguen si le parecen un chorizo, que para algo esta columna es vegana-: Sr. Ausente, Carlos Acevedo, Jorge de Cascante, Borja Crespo, Mike Ibáñez, Rubén Lardín, Don Lindyhomer, Santiago Lorenzo, Raúl Minchilena, Francisco Nixon, Miguel Noguera, Joan M. Oleaque, Carlo Padial, Marta Peirano, Javier Pérez Andújar, Joan Ripollés Iranzo, John Tones, Antonio Trashorras y Nacho Vigalondo).
Nos remite a Galdós porque asegura que don Benito es el que mejor cuenta todo lo madrileño
"Dirá el lector, no sin razón", dice Morales en su post constitucional e inmaculado, "que a quién se le ocurre, en medio de unas fechas como estas hacer cosa semejante, con la que está cayendo en la capital, ponerse con semejante ladrillo, con un escritor cuya obra se limita a acumular polvo en las estanterías". La que está cayendo sigue siendo la misma (y gracias, Grace, a que aún no han empezado a ser mirlos muertos a decenas, como en Arkansas) y las fechas son -han sido- navideñas, es decir, otras pero semejantes, en un cierto sentido que podríamos adscribir a lo que la mundana y brutal califica de "vertiginoso-contemporáneo": la adquisición (compulsiva, puntual, religiosa) de lo más supérfluo e idiota. "El acto más puramente radical", sigue diciendo la creadora madrileña, "sería, por ejemplo, entrar a revolver trapos en el interior del antiguo Palacio de la Música". Pues de lugares saboteados, desaparecidos, abandonados trata su colaboración butanera: del Palacio de la Música al H&M, del cine Bellón al Telepizza, del chalecito televisivo del Paseo de la Habana a la nada, del Galerías Preciados de Callao, donde no sólo Grace robaba discos, al Cash Converters de su barrio, pasando, claro está, por La Metralleta y, menos, obviamente, por Madrid Rock, digo, por Berska. De la Corte al Corte Inglés.
Ella nos remite a Galdós porque asegura, con razón no excluyente, que don Benito es el que mejor cuenta todo lo madrileño; eso sí, en formato 1.0. Y yo me remito a ella, con razón incluyente, porque me deleito con su colección de columnas, que gracias al formato 2.0 de esta Red en la que ya estamos irremisiblemente atrapados no tendremos que recortar y guardar en cajas de zapatos como las suyas, que esconden viejos billetes de Metro con anotaciones personales al dorso ("memorias de conciertos, cenas, cursos, borracheras, ligues, hospitales") y que su archivera denomina "Compendio de Ontología Metropolitana de lo que ya no es" o "diario de notas a pie de página del Subsuelo". Algún día se abrirán esas cajas y, al modo de Blanca Sánchez y Santiago Fisas con la movida madrileña, un curador del futuro se marcará una expo del underground que para sí la quisiera Ignacio González, con perdón. Con una pizca de suerte, es posible que para entonces hayamos cambiado de Consejero de Cultura y Deportes, aunque, pensándolo bien, quizá lo conviente fuera que no, ya que lo de esta expo no es más que pura especulación.
El último post de Grace Morales en las "Creaciones Madrid" de El Butano Popular se titula "El mercado" y está dedicado a un Pablo Olivares que me regocijo en temer sea el cantante de rock cristiano nacido a la luz en Argentina, tras sufrir su madre un parto, y a la Luz en México, tras sufrir su banda un secuestro. Se ocupa Grace del Mercado de Puerta Bonita, en cuyo abandono estuvo dispuesta a infiltrarse con nocturnidad, a través de un ventanal sin cegar y ataviada con un pasamontañas urban style, cuando se lo encontró okupado y con pancartas que reivindicaban un centro social.
Ella, la que nos ocupa, cámara en ristre, esperaba una cita con esa infancia en la que íbamos al mercado llevando el carrito que, de vuelta, ya pesado, traían nuestras madres. A la suya le pasaba el Mundo Obrero un vendedor de aceitunas y me pregunto, pues el mercado de mi infancia era otro pero el Mundo Obrero de mi madre era el mismo, si no habría en el Madrid preconstitucional, como en el Jaén bélico, una red de aceituneros altivos, por no decir comunistas, que explicaría el elevado consumo de aceitunas y otros variantes que se producía en mi casa materna. Sin ir más lejos, pues estoy hablando de Argüelles. Ni más ni menos. Grace Morales no pudo encontrar su infancia en el mercado, pero nosotros podemos encontrarla a ella en la Red. Y deleitarnos con su pasado, su presente y su futuro. Con su pasamontañas. ¡Ave, Morales, los madrileños, que van a morir, te saludan!

* Puntualización mía: el Pablo Olivares al que se refiere Ruth no es al que dediqué mi artículo, por muy bizarro que le pareciera a ella.  

http://www.elpais.com/solotexto/articulo.html?xref=20110107elpmad_7&type=Tes&anchor=elpepiespmad

Artículos Grace: Tatuajes

TATUAJES
(Enero de 2001, publicado en El Jueves).

Cuando éramos más pequeños, esto de los tatuajes nos sonaba a tres cosas: primero, a marineros del extranjero, rubios como la cerveza, de aspecto como el de la copla y el que gastan en la película “Querelle”, a ciudades con puerto de mar y bares de madera, con capitanes intrépidos que, entre caza y caza de calamares gigantes, recalaban en la tienda del tatuador malencarado correspondiente y, además de tener en cada uno una mujer distinta, iban y se hacían un tatuaje de la Isla del Diablo en el antebrazo, ya repleto de dibujos de anclas, sirenas y cofres repletos de perlas. En segundo lugar, los tatuajes nos sonaban a los malos pobres del barrio, a los delincuentes que habían dado con sus huesos en la penitenciaría más próxima y, como resultado, se habían tatuado el punto del kei de la galería o, en el mismo estilo, a los legionarios del cuartel anexo, con sus tatuajes a lo vivo de toscos dibujos de tías en bolas, corazones atravesados por puñales, cristos de aspecto horrible, remedos de calaveras y leyendas clásicas como “amor de madre” y “Vivan los Quintos del 75”. Un tercer grupo de personas humanas tatuadas serían los camioneros, a modo de resumen de los anteriores, mezcla extraña entre marinero, delincuente y legionario. 


No se crean que no lo hemos estudiado, que el origen de estos salvajes y pintorescos adornos, pasa en los indígenas de culturas lejanas, famosos en el mundo entero antes de la fiebre ecológica y de Sting cuando abusaba de aquel pobre infeliz jefe Raoni sin malicia alguna, precisamente por sus tatuajes y por su costumbre de introducirse huesos, palitos y anillos en todos los sitios imaginables de sus cuerpos, pero la sorpresa ha sido ver cómo esta fiebre exótica, restringida a círculos muy determinados y nada bien vista hasta el momento en este país nuestro, en el que sus habitantes, sobrios y austeros hasta decir basta, siempre tan poco dados al colorismo y a la imagen estridente, ha irrumpido con fuerza entre los más jóvenes, al igual que la decoración de anillos y otros metales incrustados en sus narices y tetes u ombligos, el llamado piercing, en principio de claras connotaciones sexuales, utilizado además de por los indígenas por los salvajes del sexo desde hace lustros. Lo chocante es que esta práctica haya pasado a ser otra moda idiota de fin de semana, cuando la mari (Diana, Violeta o Miranda) de turno se coloca en el ombliguito su arito de quita y pon y se va a lucirlo a la discoteca, confundiendo el culo con las témporas (también, también en las témporas se cuelga la gente cosas). Como será la cosa, que hasta Raúl de “Al Salir de Clase”, ha decidido hacerse un piercing, pero, eso sí, de Tony Hillfiger...
El otro Raúl, el del Madrid, de momento no ha sido sorprendido portando un piercing, al menos, en ninguna parte visible, pero eso no quiere decir nada, ya que hasta hace relativamente poco tiempo, las barbas y los bigotes estaban prohibidos en ese club. Sin embargo, en clubs más meridionales sí se ha visto ya a algún delantero centro con un discreto arito, prueba fehaciente de que lo que empezó como algo alternativo y rompedor, para minorías de enterados transgresores, se ha convertido en una moda para los de siempre: para las multitudes que van a los raves-discotecas de su pueblo o barrio todos los fines de semana. Los más guays se han quitado ya los tatuajes en Houston y esos brazotes a lo Chili Peppers, eso pinchos a lo Silke y esas escarificaciones al estilo Yola Berrocal se han quedado como el amor de madre y los puntos de la droga del principio... Es decir, hechos una pena.
Ahora bien, que no estamos diciendo en absoluto que no nos mole ir tatuados, escarificados o hechos un santo cristo, al fin y al cabo cada uno es muy libre de hacer con su cuerpo lo que digan lo los americanos. Al fin y al cabo, un clavo en los perendengues siempre lucirá más que salir con el culo al aire. O por lo menos eso nos parece a nosotros.


09 enero 2011

Artículos Grace: Televisión Punk


Este artículo, firmado por Galactus y servidora, lo incluimos en la antología aquella que sacó la editorial La Tempestad. Era inédito y supongo que muchos de ustedes no lo leyeron nunca.


TELEVISIÓN PUNK: LAS SAGAS

Por Galactus y Grace.
                                                                                                               (Publicado en Antología Mondo Brutto, Ed. La Tempestad, 2003).


Lo que ha llovido desde que los Sex Pistols fueron borrachos al show de Bill Grundy y, por hacer la gracia de soltar un par de tacos, acabaran con la carrera del conocido comunicador, también ebrio, organizándose un escándalo mediático comparable, en una escala dentro de nuestras limitaciones, al que se formó con la actuación de Las Vulpess en “Caja de Ritmos” o con la de Jordi Valls en la “Edad de Oro”. Pero la condena de estos comportamientos mediáticos vino por diferentes conductos oficiales: mientras que en Inglaterra el espectáculo fue condenado y aireado por los tabloides y la prensa rosa, en España fue el largo brazo de la Conferencia Episcopal, el Santo Oficio de la Transición, quien puso en el grito en el cielo y pidió que rodaran cabezas por aquellas cosas de “Voy a meterle un pico en la polla a un cerdo carroza llamado Lou Reed”, aquel lenguaje tan soez, la actitud indecorosa, la apología de las drogas y los comportamientos sexuales aberrantes. Pues en unas semanas, Carlos Tena, Paloma Chamorro y sus respectivos programas quedaron condenados y anatemizados para siempre.  


Después de estos sucesos, la aparición de un Fernando Arrabal fuera de control gateando por una mesa, los mocos que se le caían a un antiguo busto parlante de RTVE, y el especial Nochevieja de Pilar Miró, con Antonio de Senillosa tirándose pedos con Gurruchaga, fueron los highlights de nuestra televisión, entendida como fenómeno basura, barato, y en resumen, punk, en sus acepciones originarias, esto es, y según dice William Burroughs, el nombre que se le da a la figura que hace de homosexual pasivo en ambientes carcelarios. O como denominaba Shakespeare a los tunantes macarrucios. Los aficionados a este género estamos de enhorabuena: por fin, el hecho televisivo español del momento parece sacado del primer disco de los Clash, pero en su programación total. Aquellos escándalos cuando se oía un “caca, culo, pedo, pis” de Ramón, o un “Se sienten, coño”, han quedado en un juego de niños comparado con lo que se ve y se oye en los últimos tiempos. Puritito hardcore, pero sin melodías. Raca raca raca… y venga raca raca raca…

Ves a Pajares y su Corte de los Milagros portátil, y es lo más grande que se ha visto desde “Los Colby” en aquel episodio en que se parecían un poco a “Yo, Claudio”. Pasiones mitológicas, figuras arquetípicas, cajas de Pandora, personajes míticos, embriaguez dionisíaca y Hedonismo Desaforado desfilan ante nuestros ojos, allí, con unos “¡¡Me cago en dios!! rotulados por el televisor, mientras que se habla abiertamente de la vida sexual y las aficiones de estos artistas excéntricos. Siguiendo el mismo proceso de “Mata a tu héroe”, y siempre desde la premisa de “Mata a los pobres” de los Kennedys Muertos, se escoge a una figura venerable del espectáculo, a ser posible, que esté en horas bajas y con un grave desorden de la personalidad, motivado por el consumo desenfrenado de sustancias perjudiciales para la salud,  se le adjudica el papel de su vida, que puede ser, en un tour de force interpretativo, el de un emperador romano entregado a todo tipo de excesos y atrocidades. Se lo rodea, primero, de una familia, como los Osbournes, pero mucho más macarras y corraleados, y se les implica a todos en un guión lo más chusco posible, lleno de sexo, mentiras y cintas de vídeo. Y drogas, mezclado con situaciones que sí son reales, pero que parecen increíbles o mentira. Véase por ejemplo aquella horrenda confusión con el presunto asesino del modisto italiano que sufrió el hijo de Pajares, que fue lamentable. A continuación, la saga-río se adereza con unos secundarios de lujo que aportan subtramas argumentales. Por ejemplo, la hija imaginaria de doce años que al final resulta que no es tal (que hubiera sido fantástico haber visto qué clase de hija de doce años habrían puesto, mucho nos tememos una cosa hasta de mal gusto). ¿Y por qué nos detenemos en esta basura de saga? Porque lo que ahora se ha calificado como un montaje orquestado por el propio protagonista, nos llamó poderosamente la atención que en la grabación donde aparecía la supuesta madre de la supuesta suripantita, ésta lucía una camiseta donde se podía leer “Arny”. Si realmente lo ha montado todo él, se trata de un guiño genial, propio de un Malcolm McLaren.



Ni siquiera el bueno de Malcolm, cuando ya perdió la cabeza con Bow Wow Wow, hubiera concebido una historia racial y exótica tan de cartón piedra como la vida y las cosas que le pasan a Carmen Ordóñez, la Primera Dama del Punk Español, nuestra Diamanda Galás. Con una trayectoria que ya quisieran para sí Throbbing Gristle: su pasado en lo que se denominaría ahora un grupo paramilitar de ultraderecha, y tocada con la boina falangista como Patti Hearst. A continuación, su boda con la familia timnburtioniana de los Rivera, sin olvidar sus propias raíces, que mezclan el pop con el toro. En los últimos años, se ha significado de nuevo para sus seguidores como de hellraiser en cetrino, gracias a su espectacular look y a sus amoríos con el bailarín punk paranormal Ernesto Neyra. Si nos gustaba a todos cuando Patti Smith protagonizaba aquellos episodios de excesos en los escenarios, cómo no nos va a encantar Carmina con el ojo morado posando junto a un Ernesto luciendo en actitud tipo Eskorbuto. Todas las virtudes que se les suponen a una estrella del rock las tiene Carmina, y ya las ha hecho suyas, pero aún más excesivas: esas fiestas, esos amigos (el Chuli, el Cabra y el Pai, que sólo falta Gerard Malanga), esos compañeros (como el ganadero Paco Pablo Peralta, que es como de Pedro Pico y Paco Vena), esos hijos, ese todo… Basura warholiana y bazura de La Bruja Lola. Las juergas del señorito crápula que tanto envidiamos todos. Y por si fuera poco, hasta le ha salido un ama de llaves como de “Rebeca”, que, ciega por la filfa y la furia, le acusó de cantar todo el día “White Light, White Heat”, y reivindicar las figuras de Paul Bowles y de Lou Reed cuando le sacaban a rastras al escenario.
De lo que sería la Factory pasamos al punk de Tarzán y su Puta Madre, para hablar de la saga de los Janeiro y su rancho Ambiciones. Qué locura de familia estos Misfits andaluces, empezando por el padre y su señora, las novias del padre, las cosas de la madre. Esa Belén Esteban, nuestra Courtney Love del groupismo torero y los deeyais, ese propio dj como de “Manos a la Obra”, ese ambiente general que rodea a la familia en esa casa, una mansión decorada como en las películas de John Waters cuando se ríe de Almodóvar. El grupito de hermanos, con sus suripantas particulares, las supuestas novias de Jezulín, empezando por La Juani, “Leshuguita”, que es como la punkie enana de los Sex Pistols, sólo que un poco más grande. Y su señora, que pa qué, como Jayne County mismamente.



  El genuino punk del estado siempre ha sido el punk andaluz.  En los últimos meses, hemos sido testigos de las imágenes durísimas y terribles de la anciana tonadillera Marujita Díaz en un barco junto a Parada, el John Peel del Movimiento, que ha dejado la escena del barco en llamas de los Pistols en absoluto cero patatero. Igual que los Pistols le pusieron la tirita en los ojos a la reina, esta vez había que habérsela puesto a ambos dos, no sólo en el coño, sino en todo el cuerpo. Sexo, drogas y flamenco pop, a toda pastilla, unas sobrecogedoras imágenes que ya han ido a parar junto con las que almacenábamos del camping Los Alfaques y el aeropuerto de Los Rodeos, dos sucesos muy punk 77.
  ¿Recuerdan cuando Ramoncín fue cantante? Su hit “Hormigón, mujeres y alcohol”, “Litros de alcohol, corren por mis venas, mujer, no tengo de problemas de amor, lo que pasa es que estoy loco por privaaaaaar”?, pues eso lo que le canta el ex alcalde de Marbella a su novia cuando los dos van de destroyer, como en su debut en el Rocío, haciendo su particular “Road to Ruin”. Desde Sid y Nancy, Cosey Fanni Tutti y Genesis P.Orridge, esas parejas bizarras del punk anglosajón, no se recordaba nada parecido, si exceptuamos, claro está, las anteriores parejas de la propia tonadillera, como su matrimonio clónico al de Carmina, y sus coqueteos con el lado salvaje de la vida, con ese background que ha llevado a gala con tías superimportantes y superduras, que ya quisiera el caballón de Siouxsie haberse movido con Encanna y Paca Rico, cuando la superstar iba de ambigua artísticamente. Una hermosa relación de amor al límite en el marco de la Marbella 2003, que es nuestro No New York, y también nuestra Isla de Tortuga de la película de los piratas.
  Las sagas anteriores, por su propio peso específico e importancia social, han vendido el espíritu de comportarse de manera ordinaria y fea, mercantilizando la honorable actitud punk. Ya es todo comercial, no quedan kamikazes en el panorama de hoy, quitando a los grandes de toda la vida, como Ángel Cristo, Chiquetete o Manolo de Vega, que siguen ahí, como para hacerse una camiseta, como aquella legendaria de Sid Vicious en la portada del Sun, dándolo todo y elevando la autodestrucción y el “Por favor, Mátame” a la categoría de arte. El resto no son más que una generación en blanco de idiotas, que se han equiparado a los montajes tipo New York Dolls de Tamara, Tony Genil y Alejandro Sanz. “Fruta fresca para verduras podridas”.

03 enero 2011

ARTÍCULOS GRACE

Casi quince años han pasado desde que escribí este sentido artículo sobre la Nochevieja. Como estoy de migración informática, voy a aprovechar, mientras salen las cosas nuevas,  para el rescate de algunos textos del principio de MB (algunos inéditos), de mi exitosa carrera como cronista social de problemáticas bizarras, que tantas alegrías me ha dado.



NOCHEVIEJA: LA PESADILLA FINAL

Mondo Brutto, nº 8, Invierno 1996.
Por Grace Morales.

Falta casi un mes para que termine el año. Sin embargo,  ya se ven por todas partes carteles de fiestas al efecto para esa noche "mágica". La gente comienza a pensar en el sitio donde lo celebrarán, qué se pondrán, etc., mientras una pequeña minoría - que incluye a los que hacemos Mondo Brutto…, bueno, a casi todos - se echa a temblar y  reza para que el trago pase pronto y las secuelas esta vez no sean muy graves. Yo, como se le supone a las personas de bien, odio las Navidades, pero lo peor, con mucho, es el fiestorro de Nochevieja. No contentos con desparramar como las bestias todos los fines de semana en bares, discopafes y discotecones,  hemos institucionalizado una juerga horrenda, cuya única finalidad es vestirse como de broma y hacer el anormal, aun más si cabe que las demás noches, pasar frío y levantarse al día siguiente malísimo y muy tarde,  sin poder ver los saltos de esquí que echan en la tele. Las Nocheviejas, por definición, son fiestas en las que es imposible  pasárselo bien, pero haciendo gala de una resistencia al dolor asombrosa, la gente sigue repitiendo. Vamos a ver: ¿Cómo es posible salir de copas y de droga sin freno una noche en la que previamente te has inflado a comer y a beber como un poseído? La gente sale de casa mala y con sueño, y claro,  luego sucede lo que sucede. Pero, vayamos por partes.




La Atroz Pre-Nochevieja.

Mientras las madres preparan las cenas, la gente se reparte en dos grupos: los que se están arreglando desde las 6 de la tarde, haciéndose el cardado y retocándose las patillas para la superfiesta a la que van a ir, y aquellos otros que bien han optado por una fiesta más informal y pasan de maquearse,  o directamente son los bolingas que bajan al bar del bloque para empezar desde bien prontito la celebración. Mientras los primeros se ponen por novena vez el smoking, los segundos brindan sucesivamente por las Navidades, los colegas y lo bien que se lo están pasando.

La Cena Pantagruélica.

Las cenas empiezan a una hora prudencial, porque si no, no da tiempo a comerse los veinte kilos de comida que tu anciana madre ha preparado antes de que den las uvas. Para matar el rato, la televisión ofrece programas especiales en los que las estrellas de cada cadena salen cantando y bailando para bochorno de los espectadores, o bien los humoristas de turno cuentan las mismas paridas. Yo, desde luego, siempre recordaré con cariño aquel desopilante especial nochevieja de la Era Miró que protagonizó Gurruchaga, acompañado de un montón de freaks desatados (Ana Obregon y Senillosa incluidos). Antes de los programas del Dr. Beltrán,  la televisión nunca había alcanzado tales cotas de zafiedad y mal gusto, pero, en este caso, y sin que sirva de precedente, hay que felicitar a los mandos de la tele por emitirlo en fecha tan señalada y apropiada. No volverá a suceder nunca, me temo.
La hora de la cena de Nochevieja es todo un acontecimiento. Siempre suele haber visita de tíos, primos, cuñados, etc. que se amontonan en la mesa familiar, dispuestos a comerse hasta el mantel. El menú consiste en: langostinos, nécoras y otros crustáceos, patas de cordero, codornices al horno, besugos, macedonias de frutas. La bandeja con los turrones que sobraron de Nochebuena y que están pegados al papel de aluminio, donde flotan avellanas en un líquido blanquecino, peladillas, frutas escarchadas, mazapanes y polvorones que pueden provocar asfixia, nueces y castañas a troche y moche... Sin olvidar las cuatro o cinco botellas de vino de Rioja, otras tantas de clarete, y al final, y tras engullir el racimo de uvas, las inevitables copitas de champán Dubois o Freixenet, más las de sidra El Gaitero para los más mayores.



Las Uvas De La Ira.

Este es el momento que todos esperan: la retransmisión de las campanadas. Ahora la cosa se ha diversificado con las privadas, pero antes todo el país seguía como un solo hombre las evoluciones de Joaquín Prats y otra locutora desde la Academia Cyma de la Puerta del Sol,  dando voces entre los petardos de los quintos y los sin casa que se agolpan en aquel lugar. La gente se sigue haciendo un taco con los cuartos de las campanadas, pero no sólo ellos, recordemos el espectáculo que dio la locutora Marisa Naranjo al equivocarse y cantar las campanadas antes de tiempo. Aunque no sé si es peor que las retransmitan Los Morancos... No, es peor que lo hagan Cruz y Raya. Claro que lo de Carmen Sevilla también estuvo hermoso… ¿Y lo de Chiquito de la Calzada del pasado año? Inconmensurable ¡Qué pena que el  Dúo Sacapuntas no fuera aprovechado en su momento de gloria popular para el evento!

El Infernal Programa de Fin de Año.

Tras los besos y efusividades de los parientes, las llamadas telefónicas de los que están en el  pueblo, y los primeros anuncios del año, sigue el programa especial de Nochevieja, que parece diseñado por los responsables del Canal Infernal de "Permanezcan en Sintonía". Presentado por la “señoritamodeloyactriz” de turno y un mazas gilipollas,  quienes para convencer a la audiencia de que todo es muy alegre y están en directo, no hacen más que presentar a gritos a las estrellas musicales: ballets espantosos, que ni siquiera son de Bob Niko, grupos pop rock tipo La Guardia, La Trampa, La Voltereta, cantantes melódicos desfondados, folclóricas a medio disecar, artistas extranjeros que pasaban de promoción, en la línea de Inmaculate Fools o Roxette,  los inevitables y vomitivos flamencos y salseros, etc., en un decorado de sala de fiestas con figurantes ataviados para la ocasión cubiertos de confetti, que nunca he averiguado si realmente cenan de verdad o lo que tienen en las mesas es todo falso.  ¡Y el humor! Echamos de menos a Pajares y Esteso,  vestidos con smoking de pana y haciendo que se emborrachaban a lo largo del especial fin de año de los setenta, que seguro que lo suyo no era de atrezzo. Por lo menos, no era más que un fiel reflejo de la realidad, pero lo de ahora no tiene nombre. De Lusson dando bofetadas a Codeso hemos pasado a ver a cómicos de tercera que ya nunca salen en televisión, salvo esa noche, como Paco Gandía, Félix El Gato, Manolo de Vega y una larga de lista de innombrables.

Unamos el profundo sopor que provoca la cena a la espantosa programación televisiva, y tendremos esos cuadros familiares, con todo el mundo dormido a las 12:20. Para animar y calentar la cosa, el programa de fin de año incluye desde hace tiempo un strip tease realizado torpemente por alguna camarera de whiskería de carretera nacional, pero ni por esas.  Es cuando empiezan las partidas de cartas, dominós, Trivial, pero la estrella es el clásico bingo de mesa, que por unas horas despertará de su letargo a los abuelos. Pero lo peor no ha hecho nada más que empezar.

Vestidos para matar (del susto).

Como si  del Apocalipsis se tratara, una multitud de jóvenes se lanza a la calle  para disfrutar de la Nochevieja. Es difícil describir los atuendos de ellos y ellas sin ofuscación: en realidad, son los mismos que se emplean en bodas y similares reuniones del Mal: vestidos aterciopelados, gasas y tules, rasos a mogollón, conjuntos sin tirantes, plateados y dorados, trajes de caballero que ningún caballero se pondría si lo fuera de verdad, moños, ricitos y demás ridículos peinados, etc. He visto todo tipo de atroces vestimentas esa noche, pero mis favoritos han sido, hasta el momento,  el de un tío que llevaba: un traje color hueso, camisa hawaiana, pantalón de pinzas, zapato imitación castellano - con calcetín blanco -,  y pajarita de cuero rojo, y el de una chica ataviada con un traje de noche largo, color vino, de tela a la que enseguida le salen pelotillas, con incrustaciones de tachuelas brillantes simulando unas aves del paraíso. Completaba su atuendo con una chaqueta de punto de rayas blancas y negras, creando un efecto inolvidable. Por propia experiencia personal, la vestimenta para Nochevieja debe ser todo terreno. Es preferible llevar lo más sufrido del vestuario, porque siempre te acaban volcando media docena de cubatas encima, cuando no tienes la mala pata de que alguna/o te vomite sobre el vestido de raso, o resbales en un lodazal de confeti y champán. Sin duda, recomiendo un práctico mono de trabajo o el chandal de táctel del Pryca. 



Y... ¿Ahonde Vamos?

La fiesta de Nochevieja admite todo tipo de perversas combinaciones. El genio maligno no conoce límites a la hora de planear jolgorios de fin de año. Estos son algunos de los que hemos sufrido personalmente o por testimonios de afectados:

La Fiestorra En Casa.

Quedan atrás aquellas Nocheviejas en las que los niños del bloque nos bajábamos al trastero donde se guardaban las bicis, a tirar petardos como descosidos,  mientras los vecinos arrojaban objetos contundentes por el hueco de la escalera, descalabrando a una servidora. Todos hemos tenido la oportunidad de ir a celebrar el fin de año a casa de algún amigo, conocido, o incluso desconocido, porque está muy extendida esa noche la costumbre de presentarse en la keli de alguien a quien ni siquiera se conoce, pero que es colega de uno que ni siquiera va contigo. Pues nada, lo de siempre: la típica fiesta doméstica, pero con los asistentes vestidos que da pánico, y más borrachos de lo normal. Las figuras clásicas no faltan: el pesado, el cachondo, la novia del anfitrión completamente cocida, que monta el espectáculo para vergüenza de su pareja, el infeliz que se lleva sus discos más selectos y acaba perdiéndolos, las amigas que terminan llorando o a bofetadas, los novios que se meten en la cocina o en el servicio y no salen, los padres que aparecen, el abuelo sentado en un butacón que no se entera de nada, etc., pero todo esto adornado con drogas de broma, serpentinas, matasuegras y un sonido atronador de la cadena, o de la radio, porque en Nochevieja hacen programas non stop de éxitos musicales, desde "Pata Pata" a "Mi Novio se ha ido a Hawai". Siempre acaban con todo el mundo dormido, pringados de chocolate Paladín a la taza, o en el mejor de los casos, con aparición de la ley, alertada por los vecinos. No me creerán, pero la mejor fue una en la que la concurrencia estaba tan intoxicada, que no se percató de la presencia de una banda de cacos,  que desvalijaron el piso ante el aplauso general.

¡A desparramar a la calle!

Inasequibles al desaliento y a la helada nocturna, hay muchos que pasan la Nochevieja yendo de bar en bar, o directamente en la calle, provistos de bidones de cerveza y whisky,  ante una chasca improvisada. Grupos tambaleantes de gente que no se decidió a comprar la entrada para la fiesta del barrio, recorren las calles como si de unos nuevos José y María se tratara, tratando de encontrar un sitio donde les permitan beber y estar calentitos. Los pubs y bares hacen su agosto, poniendo las copas a precios desorbitados y entradas disuasorias, pero esto no impide que la gente se agolpe en las puertas del pub al que van siempre rogando para que les dejen entrar, como si les fuera la vida en ello. Una vez dentro, el panorama es el mismo, sólo que decorado de Navidad y con canciones de los discos "Disco Fiesta" y "Grandes Éxitos de La Tuna". Los colegas se abrazan y se felicitan la Nochevieja unas doscientas veces, mientras las botellas de cava se estampan contra el suelo. Después de tanto trasiego, hay dos modalidades de festejador de la Nochevieja en la calle: el que se queda dormido en un butacón del garito,  mientras los amigos le decoran con espumillón y bolas de Navidad, y el que vomita en la barra, cosa que aprovechan los graciosos para averiguar cuál ha sido el menú en su casa: "Mirad, este ha comido chorizo, nueces, tortilla..."
La mayoría de este gentío suele encaminarse a la zona de marcha en Metro (digno de un estudio sociológico el aspecto de los vagones esa noche a las 12 y media), pero hay toreros que no dudan en sacar el coche, organizando esa noche el atasco más monumental del año. Y claro, se suceden todo tipo de golpes y choques en cadena. Lo bonito es cuando se bajan del coche los conductores, completamente ebrios, y sus acompañantes, ebrios también: conversaciones ininteligibles, imposibilidad de escribir el nombre de uno en el parte, etc.

La Fiesta En La Discoteca Alquilada Al Efecto.

Los amigos más formales y con novia prefieren una Nochevieja recogida y con un toque de estilo. (Le llamo estilo a ir con el traje de lanilla, fajín a juego, pelo engominado y vestido de lycra con moño, por supuesto).  Para ellos, existen esas fiestas que organizan los delegados del club cultural del bloque en una discoteca que está en horas bajas,  o en  su defecto,  en el salón de bodas de turno. Allí se da cita toda la pandilla de amigos funcionarios, compañeros del taller y de la obra, con sus respectivas, hermanas, primas y hasta alguna madre.  Es aquí donde se ven los trajes y vestidos más horripilantes, la música más infame, los bailes más ridículos y  donde la gente se aburre más, aunque me temo que éstos se aburren en todas partes, todos los días del año. El punto álgido se produce cuando suenan las sevillanas, y las maris y los gañanes se lanzan a la pista a hacer aspavientos. Lo peor: los inevitables e imaginarios sorteos de viajes a Mallorca o a Benidorm, con todo el mundo pegándose por encontrar sus boletos.

La Macrojuerga En El Polideportivo.
Siendo la más reciente, es la que más adeptos ha cosechado entre nosotros. Era de esperar: ¿quién se puede resistir a pasar la Nochevieja en un local inmenso, rodeado de cientos de botarates y un sonido ensordecedor? Los astutos empresarios conocen los gustos de  la gente y saben que aquí todo el mundo se pirra por los borregueros sin salida de humos ni de emergencia, y las concentraciones masivas de idiotas. Desde luego, no deja de tener su gracia pagar un disparate de dinero por pasar la noche en el Pabellón del Real Madrid o en la Cancha de  Pelota Vasca de Getafe. Salvo hace unos años, y en el Frontón de Madrid, del que fuimos expulsados más o menos violentamente (unos novios, completamente cocidos, la emprendieron a golpes el uno con la otra),  confieso que nunca he estado en un tumulto de estas características, pero los que lo han vivido me hablan de colas de media hora para pedir el combinado de importación, guardias jurados que a punto están de hacer fuego contra los invitados, pistas de futbito repletas de gente dando saltos e imposibilidad de entenderse los unos con los otros, mientras un sujeto vestido de DJ anima el cotarro, con consignas como: "Los del guardarropa, dejen de agolparse, ¡que van a tirar el tenderete!". Ah, mucha gente pierde los abrigos, capas y zapatos en estas concentraciones. O van los cacos, y los roban.

La Cena-Espectáculo.

Todo vale: desde ir a ver a Olga Ramos o a las vedettes del Meliá Castilla. Hay otros que prefieren una revista, en la que a las doce, Pedro Osinaga y Lina Morgan detienen la función y brindan por el año nuevo. Como en todas las demás, no falta nunca la bolsa de cotillón, un envoltorio de colorines que incluye: las serpentinas, el confeti, el collar hawaiano, el matasuegras, la trompeta, el antifaz, las gafas y la nariz de broma. Estos adminículos son, sin duda, lo mejor de la Nochevieja, aunque no están muy bien vistos, porque la gente dice que, atención,  son muy horteras,  por eso mismo recomiendo encarecidamente hacer uso de todos ellos, para fastidiar a los demás. Las cenas-espectáculo tampoco son del agrado de la mayoría, prueba de ello es la bronca monumental que a nosotros nos echaron por querer meternos en una de ellas: "Pero... ¡Vosotros estáis gilipollas, si a esos sitios sólo van viejos y es un muermo! ¡Vámonos a Cerebro!".



La Nochevieja en el Pueblo.

Son muchos los que se trasladan en navidades a su pueblo y allí, cómo no, también hay jolgorio de fin de año. La triste realidad es que sigue siendo lo mismo, pero con menos gente. La discoteca de la pedanía se engalana y los mozos y mozas bailan al ritmo de Amistades Peligrosas, Whitney Houston y Bom Bom Chip, entre niños que corretean por la pista y abuelos dormidos. Un redactor de Mondo Brutto me ha hablado de celebraciones salvajes en pueblos,  en los que, al estilo de la Puerta del Sol en Madrid, los mozos se dedican al lanzamiento de botellas de sidra contra el edificio del Ayuntamiento, pero mi experiencia en esta modalidad ha sido de lo más tranquila y sin ningún sobresalto. Vamos, que no he acabado en el pilón.

Destruction Party.

He dejado para el final un tipo de fin de año memorable. Como es lógico, la picaresca llega a límites insospechados en estas fiestas y algo muy común es que vayas a una fiesta - tras haber pagado ni se sabe de dinero - en la que no haya ni bebidas, ni música y, a veces,  ni local. Recuerdo una con mucho cariño: todo el barrio decidió ir a pasar la nochevieja en una discoteca situada en un polígono industrial. Unas 150 personas entraron y se quedaron en la calle otras doscientas - con entrada pagada - que no pudieron acceder al interior, porque había exceso de aforo. Los que estaban dentro se encontraron con que se habían agotado todas las bebidas a la media hora, no había hielo, el  grupo que iba a tocar no existía y eran conminados a abandonar el local por una guardia pretoriana de modales carcelarios. Ante el panorama, se produjo una revuelta popular, y el público se dedicó a destrozar la discoteca, al grito de: "¡Sus os vais a enterar!". El mobiliario quedó reducido a escombros, los cristales y vidrieras volaban por los aires, moqueta y papeles pintados fueron arrancados de cuajo y, como colofón, el billar fue arrojado por las escaleras, acabando en la calle, mientras los que estaban fuera tiraban todo tipo de objetos y los de dentro se llevaban las sillas que aún quedaban enteras y el equipo de sonido. Al final, se presentó la policía, y muchos terminaron tomando chocolate con churros en el cuartelillo. El nombre de la discoteca, Equus, quedó para siempre como “Atraccus”. ¡Esto sí que es un fin de año y lo demás son tonterías!.             

Consejos Prácticos Para Reventar La Fiesta De Nochevieja:

- Llevar botellas de Cynar y de Calisay a una fiesta en el domicilio. Los demás se morirán de pena.
- Vestirse con el atuendo equivocado, o sea el mono y el chandal. Y, muy importante, ponerse todos los accesorios de la bolsa de cotillón, desde el gorrito a las gafas de broma. Los guardias jurados del polideportivo os invitarán a que os marchéis.
- Desenchufar los cables del mafle o fundir los plomos de la sala.
- Lanzar explosivos a la pista.
- Echar somníferos en las bebidas.
- Verter aceite en el suelo.
- Contratar como músicos a Tercera Guerra Mundial,  si la fiesta es de gente fina, o a la Orquesta Burbujas,  si la fiesta es de rockeros.
- Irse a dormir después de la cena. Mañana será otro día. Tu estómago, tu cabeza y tu bolsillo te lo agradecerán.

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