26 enero 2016

APUNTES SOBRE EL SUICIDIO

APUNTES SOBRE EL SUICIDIO
Simon Critchley, (Alpha Decay, 2016)



Siempre he defendido el suicidio como un acto de libre elección, el único realmente libre que tiene el ser humano. Existen muchos argumentos en contra, alguno de ellos a simple vista insalvables, como la responsabilidad ética para consigo mismo y los demás; otros impuestos por la fuerza externa de la ley o el dogma religioso. Hay explicaciones médicas y psiquiátricas que se esfuerzan por delimitar a los suicidas en el campo de la enfermedad, lo cual es tan hipócrita como acusarlos de no ser suficientemente racionales para darse cuenta de las consecuencias de sus acciones.

Todos estos argumentos son analizados por el catedrático de filosofía Simon Critchley (autor del libro "Historia de los filósofos muertos", Taurus, 2008), en este ensayo en el que aporta una visión de conjunto sobre el suicidio y el temor que experimentan las sociedades sobre este fenómeno. Sin entrar en demasiados ejemplos de los suicidas más célebres, el autor enuncia una serie de textos en los que se ha defendido el suicidio en tiempos muy oscuros. Además de recordar a los filósofos grecorromanos, y de puntualizar que hechos como el sacrificio político o religioso no son más que meros suicidios (Jesucristo incluido), destaca obras de la Edad Moderna que se atrevieron a desafiar a la Iglesia y el Estado: Una disertación filosófica sobre la muerte (1732), del pensador italiano Radicati di Passerano, que se vio duramente perseguido.
No puede faltar un clásico de los libros prohibidos de la Ilustración, el anónimo "Tratado de los tres impostores", un duro panfleto en el que se afirma que la Humanidad ha estado sometida al miedo de vivir y morir por culpa de las tres religiones mayoritarias y la manipulación de sus respectivas iglesias.

Biathanatos, fue escrito por uno de los más grandes poetas de la historia de la literatura, John Donne, en el que defiende el derecho a morir. Por último, se incluye la argumentación del filósofo David Hume, a favor del suicidio como epílogo del ensayo. 

Critchley no defiende un existencialismo espiritual ni hace apología de la propia muerte. Lo valioso del texto es que, tras debatir pros y contras de los argumentos presentados, - paseos por Camus, Woolf, Cioran y Blanchot (1), y siempre defendiendo la libertad individual, plantea un acuerdo ético próximo a los postulados de la filosofía de Lévinas: en caso de plantearse la decisión del suicidio, quizá sería interesante abordar la existencia lejos de un abismo sin fondo. En su lugar enfrentarla como la posibilidad de darse al otro para cumplir el deseo de totalidad y entonces encontrar quizá un sentido. Como diría otro autor, en otra época y contexto, "El amor bajo la voluntad". 

(1) Estoy releyendo Thomas el oscuro, y la verdad es que se me hace difícil compaginar un pensamiento optimista con los argumentos del ensayo.

Archivo del blog