MEMPHIS MINNIE
La mujer tiene una preciosa sonrisa. Posa para el fotógrafo peinada
y vestida como una estrella de cine. Es Memphis Minnie, la reina del blues del
Delta, la tierra entre los ríos Yazoo y Missisipi, ese que brilla tanto como las National*, las
maravillosas guitarras de la marca que luce en sus manos.
Se llamaba Lizzie Douglas y era muy pequeña cuando ya tocaba
el banjo y la guitarra. Hacía resonar su voz potente e inconfundible en la
calle Beale de Memphis por unas monedas. Queriendo escapar de la miseria, se
enroló en el Circo Ringling una temporada, pero volvió a la calle, a cantar y a
la prostitución, actividad que la gran mayoría de las intérpretes de blues tenían
que compaginar con la música para poder sobrevivir.
Allí fue descubierta por uno de los mandos de Columbia,
mientras se buscaba la vida en compañía de su segundo marido, Kansas Joe McCoy.
Con él comenzó su carrera discográfica con bastante éxito. A continuación grabó
en Vocalion estas canciones inspiradísimas, en la mejor tradición de los
grandes del Delta, cadencias pegadizas, apasionadas, hipnóticas, muy modernas,
casi raw-rock, como “I´m talking about you” o “Bumble Bee”, en las que narraba,
además de los conflictos sociales y su actitud desafiante ante la moralidad
machista, casi siempre escarceos
sexuales, citas en burdeles y escenas muy subidas de tono, siguiendo la moda
risqué, con equívocos y metáforas más o menos evidentes: “I´m gonna make my
biscuits”, What´s the matter with the mill”, “Cherry ball blues”, “Soo cow soo”,
“Singing snake blues”…
Se cambió el nombre a Memphis Minnie, en honor a la ciudad
donde se crió, pero fue en Chicago donde se hizo artista reconocida a través de
los sellos Decca y Bluebird. McCoy se divorció de ella dicen que por envidia
hacia su talento, y casada por tercera vez, continuó componiendo e
interpretando clásicos, como la emocionante “When the levee breaks”, sobre la
gran inundación del Missisipi a finales de los años veinte, décadas después
convertida en un hit por los Led Zeppelin, especialistas en rapiñar canciones
de este tiempo. Tras una década de éxitos, supo que el blues se iba a
transformar en otra cosa y fue de las primeras en tocar su National eléctrica. Tras
decaer el interés por estas figuras con la invasión del rocanrol, Lizzie volvió
a Memphis y allí, salvo esporádicos rescates de músicos más jóvenes, pasó sus
últimos años en una situación económica muy difícil, rozando la miseria. Como
la inmensa mayoría de estos artistas más grandes que la vida, murió sola en el
asilo donde estaba acogida y fue enterrada en una tumba anónima. Mucho tiempo
después, recibió un homenaje por iniciativa de Bonnie Raitt.
Su maestría como guitarrista, compositora y cantante puede
disfrutarse en la colección de Document, que recoge todas sus grabaciones.
* The Mississippi Delta was shining like a National guitar, I am following the river down the highway/ Through the cradle of the civil war, “Graceland”, Paul Simon.
2 comentarios:
Tengo que comentar otra vez, sin ánimo de acosar. Vaya dos entradas seguidas, dos de mis iconos más venerados, casi se me saltan las lágrimas. Memphis Minnie es algo incomparable. Maravilloso. Para mí ella canta el blues como nadie, es más, no sabría cómo explicarlo pero si un científico analizara esto bien y consiguiera destilar la fórmula exacta del cante quintaesencial del blues, le saldría Memphis Minnie.
Esos "woo-hoo!" casi de yodel, esa forma de cantar, con esa voz, ¡esa voz! Lo tenía todo esta señora, y tiene usted razón, a veces es casi rock and roll de lo más crudo. Lo más grande.
Gracias, David. Te echamos de menos!
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