09 enero 2011

Artículos Grace: Televisión Punk


Este artículo, firmado por Galactus y servidora, lo incluimos en la antología aquella que sacó la editorial La Tempestad. Era inédito y supongo que muchos de ustedes no lo leyeron nunca.


TELEVISIÓN PUNK: LAS SAGAS

Por Galactus y Grace.
                                                                                                               (Publicado en Antología Mondo Brutto, Ed. La Tempestad, 2003).


Lo que ha llovido desde que los Sex Pistols fueron borrachos al show de Bill Grundy y, por hacer la gracia de soltar un par de tacos, acabaran con la carrera del conocido comunicador, también ebrio, organizándose un escándalo mediático comparable, en una escala dentro de nuestras limitaciones, al que se formó con la actuación de Las Vulpess en “Caja de Ritmos” o con la de Jordi Valls en la “Edad de Oro”. Pero la condena de estos comportamientos mediáticos vino por diferentes conductos oficiales: mientras que en Inglaterra el espectáculo fue condenado y aireado por los tabloides y la prensa rosa, en España fue el largo brazo de la Conferencia Episcopal, el Santo Oficio de la Transición, quien puso en el grito en el cielo y pidió que rodaran cabezas por aquellas cosas de “Voy a meterle un pico en la polla a un cerdo carroza llamado Lou Reed”, aquel lenguaje tan soez, la actitud indecorosa, la apología de las drogas y los comportamientos sexuales aberrantes. Pues en unas semanas, Carlos Tena, Paloma Chamorro y sus respectivos programas quedaron condenados y anatemizados para siempre.  


Después de estos sucesos, la aparición de un Fernando Arrabal fuera de control gateando por una mesa, los mocos que se le caían a un antiguo busto parlante de RTVE, y el especial Nochevieja de Pilar Miró, con Antonio de Senillosa tirándose pedos con Gurruchaga, fueron los highlights de nuestra televisión, entendida como fenómeno basura, barato, y en resumen, punk, en sus acepciones originarias, esto es, y según dice William Burroughs, el nombre que se le da a la figura que hace de homosexual pasivo en ambientes carcelarios. O como denominaba Shakespeare a los tunantes macarrucios. Los aficionados a este género estamos de enhorabuena: por fin, el hecho televisivo español del momento parece sacado del primer disco de los Clash, pero en su programación total. Aquellos escándalos cuando se oía un “caca, culo, pedo, pis” de Ramón, o un “Se sienten, coño”, han quedado en un juego de niños comparado con lo que se ve y se oye en los últimos tiempos. Puritito hardcore, pero sin melodías. Raca raca raca… y venga raca raca raca…

Ves a Pajares y su Corte de los Milagros portátil, y es lo más grande que se ha visto desde “Los Colby” en aquel episodio en que se parecían un poco a “Yo, Claudio”. Pasiones mitológicas, figuras arquetípicas, cajas de Pandora, personajes míticos, embriaguez dionisíaca y Hedonismo Desaforado desfilan ante nuestros ojos, allí, con unos “¡¡Me cago en dios!! rotulados por el televisor, mientras que se habla abiertamente de la vida sexual y las aficiones de estos artistas excéntricos. Siguiendo el mismo proceso de “Mata a tu héroe”, y siempre desde la premisa de “Mata a los pobres” de los Kennedys Muertos, se escoge a una figura venerable del espectáculo, a ser posible, que esté en horas bajas y con un grave desorden de la personalidad, motivado por el consumo desenfrenado de sustancias perjudiciales para la salud,  se le adjudica el papel de su vida, que puede ser, en un tour de force interpretativo, el de un emperador romano entregado a todo tipo de excesos y atrocidades. Se lo rodea, primero, de una familia, como los Osbournes, pero mucho más macarras y corraleados, y se les implica a todos en un guión lo más chusco posible, lleno de sexo, mentiras y cintas de vídeo. Y drogas, mezclado con situaciones que sí son reales, pero que parecen increíbles o mentira. Véase por ejemplo aquella horrenda confusión con el presunto asesino del modisto italiano que sufrió el hijo de Pajares, que fue lamentable. A continuación, la saga-río se adereza con unos secundarios de lujo que aportan subtramas argumentales. Por ejemplo, la hija imaginaria de doce años que al final resulta que no es tal (que hubiera sido fantástico haber visto qué clase de hija de doce años habrían puesto, mucho nos tememos una cosa hasta de mal gusto). ¿Y por qué nos detenemos en esta basura de saga? Porque lo que ahora se ha calificado como un montaje orquestado por el propio protagonista, nos llamó poderosamente la atención que en la grabación donde aparecía la supuesta madre de la supuesta suripantita, ésta lucía una camiseta donde se podía leer “Arny”. Si realmente lo ha montado todo él, se trata de un guiño genial, propio de un Malcolm McLaren.



Ni siquiera el bueno de Malcolm, cuando ya perdió la cabeza con Bow Wow Wow, hubiera concebido una historia racial y exótica tan de cartón piedra como la vida y las cosas que le pasan a Carmen Ordóñez, la Primera Dama del Punk Español, nuestra Diamanda Galás. Con una trayectoria que ya quisieran para sí Throbbing Gristle: su pasado en lo que se denominaría ahora un grupo paramilitar de ultraderecha, y tocada con la boina falangista como Patti Hearst. A continuación, su boda con la familia timnburtioniana de los Rivera, sin olvidar sus propias raíces, que mezclan el pop con el toro. En los últimos años, se ha significado de nuevo para sus seguidores como de hellraiser en cetrino, gracias a su espectacular look y a sus amoríos con el bailarín punk paranormal Ernesto Neyra. Si nos gustaba a todos cuando Patti Smith protagonizaba aquellos episodios de excesos en los escenarios, cómo no nos va a encantar Carmina con el ojo morado posando junto a un Ernesto luciendo en actitud tipo Eskorbuto. Todas las virtudes que se les suponen a una estrella del rock las tiene Carmina, y ya las ha hecho suyas, pero aún más excesivas: esas fiestas, esos amigos (el Chuli, el Cabra y el Pai, que sólo falta Gerard Malanga), esos compañeros (como el ganadero Paco Pablo Peralta, que es como de Pedro Pico y Paco Vena), esos hijos, ese todo… Basura warholiana y bazura de La Bruja Lola. Las juergas del señorito crápula que tanto envidiamos todos. Y por si fuera poco, hasta le ha salido un ama de llaves como de “Rebeca”, que, ciega por la filfa y la furia, le acusó de cantar todo el día “White Light, White Heat”, y reivindicar las figuras de Paul Bowles y de Lou Reed cuando le sacaban a rastras al escenario.
De lo que sería la Factory pasamos al punk de Tarzán y su Puta Madre, para hablar de la saga de los Janeiro y su rancho Ambiciones. Qué locura de familia estos Misfits andaluces, empezando por el padre y su señora, las novias del padre, las cosas de la madre. Esa Belén Esteban, nuestra Courtney Love del groupismo torero y los deeyais, ese propio dj como de “Manos a la Obra”, ese ambiente general que rodea a la familia en esa casa, una mansión decorada como en las películas de John Waters cuando se ríe de Almodóvar. El grupito de hermanos, con sus suripantas particulares, las supuestas novias de Jezulín, empezando por La Juani, “Leshuguita”, que es como la punkie enana de los Sex Pistols, sólo que un poco más grande. Y su señora, que pa qué, como Jayne County mismamente.



  El genuino punk del estado siempre ha sido el punk andaluz.  En los últimos meses, hemos sido testigos de las imágenes durísimas y terribles de la anciana tonadillera Marujita Díaz en un barco junto a Parada, el John Peel del Movimiento, que ha dejado la escena del barco en llamas de los Pistols en absoluto cero patatero. Igual que los Pistols le pusieron la tirita en los ojos a la reina, esta vez había que habérsela puesto a ambos dos, no sólo en el coño, sino en todo el cuerpo. Sexo, drogas y flamenco pop, a toda pastilla, unas sobrecogedoras imágenes que ya han ido a parar junto con las que almacenábamos del camping Los Alfaques y el aeropuerto de Los Rodeos, dos sucesos muy punk 77.
  ¿Recuerdan cuando Ramoncín fue cantante? Su hit “Hormigón, mujeres y alcohol”, “Litros de alcohol, corren por mis venas, mujer, no tengo de problemas de amor, lo que pasa es que estoy loco por privaaaaaar”?, pues eso lo que le canta el ex alcalde de Marbella a su novia cuando los dos van de destroyer, como en su debut en el Rocío, haciendo su particular “Road to Ruin”. Desde Sid y Nancy, Cosey Fanni Tutti y Genesis P.Orridge, esas parejas bizarras del punk anglosajón, no se recordaba nada parecido, si exceptuamos, claro está, las anteriores parejas de la propia tonadillera, como su matrimonio clónico al de Carmina, y sus coqueteos con el lado salvaje de la vida, con ese background que ha llevado a gala con tías superimportantes y superduras, que ya quisiera el caballón de Siouxsie haberse movido con Encanna y Paca Rico, cuando la superstar iba de ambigua artísticamente. Una hermosa relación de amor al límite en el marco de la Marbella 2003, que es nuestro No New York, y también nuestra Isla de Tortuga de la película de los piratas.
  Las sagas anteriores, por su propio peso específico e importancia social, han vendido el espíritu de comportarse de manera ordinaria y fea, mercantilizando la honorable actitud punk. Ya es todo comercial, no quedan kamikazes en el panorama de hoy, quitando a los grandes de toda la vida, como Ángel Cristo, Chiquetete o Manolo de Vega, que siguen ahí, como para hacerse una camiseta, como aquella legendaria de Sid Vicious en la portada del Sun, dándolo todo y elevando la autodestrucción y el “Por favor, Mátame” a la categoría de arte. El resto no son más que una generación en blanco de idiotas, que se han equiparado a los montajes tipo New York Dolls de Tamara, Tony Genil y Alejandro Sanz. “Fruta fresca para verduras podridas”.

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