TATUAJES
(Enero de 2001, publicado en El Jueves).
Cuando éramos más pequeños, esto de los
tatuajes nos sonaba a tres cosas: primero, a marineros del extranjero, rubios
como la cerveza, de aspecto como el de la copla y el que gastan en la película
“Querelle”, a ciudades con puerto de mar y bares de madera, con capitanes
intrépidos que, entre caza y caza de calamares gigantes, recalaban en la tienda
del tatuador malencarado correspondiente y, además de tener en cada uno una
mujer distinta, iban y se hacían un tatuaje de la Isla del Diablo en el antebrazo,
ya repleto de dibujos de anclas, sirenas y cofres repletos de perlas. En
segundo lugar, los tatuajes nos sonaban a los malos pobres del barrio, a los
delincuentes que habían dado con sus huesos en la penitenciaría más próxima y,
como resultado, se habían tatuado el punto del kei de la galería o, en el mismo
estilo, a los legionarios del cuartel anexo, con sus tatuajes a lo vivo de
toscos dibujos de tías en bolas, corazones atravesados por puñales, cristos de
aspecto horrible, remedos de calaveras y leyendas clásicas como “amor de madre”
y “Vivan los Quintos del 75”. Un tercer grupo de personas humanas tatuadas
serían los camioneros, a modo de resumen de los anteriores, mezcla extraña
entre marinero, delincuente y legionario.
No se crean que no lo hemos estudiado,
que el origen de estos salvajes y pintorescos adornos, pasa en los indígenas de
culturas lejanas, famosos en el mundo entero antes de la fiebre ecológica y de
Sting cuando abusaba de aquel pobre infeliz jefe Raoni sin malicia alguna,
precisamente por sus tatuajes y por su costumbre de introducirse huesos,
palitos y anillos en todos los sitios imaginables de sus cuerpos, pero la
sorpresa ha sido ver cómo esta fiebre exótica, restringida a círculos muy
determinados y nada bien vista hasta el momento en este país nuestro, en el que
sus habitantes, sobrios y austeros hasta decir basta, siempre tan poco dados al
colorismo y a la imagen estridente, ha irrumpido con fuerza entre los más
jóvenes, al igual que la decoración de anillos y otros metales incrustados en
sus narices y tetes u ombligos, el llamado piercing, en principio de claras
connotaciones sexuales, utilizado además de por los indígenas por los salvajes
del sexo desde hace lustros. Lo chocante es que esta práctica haya pasado a ser
otra moda idiota de fin de semana, cuando la mari (Diana, Violeta o Miranda) de
turno se coloca en el ombliguito su arito de quita y pon y se va a lucirlo a la
discoteca, confundiendo el culo con las témporas (también, también en las
témporas se cuelga la gente cosas). Como será la cosa, que hasta Raúl de “Al
Salir de Clase”, ha decidido hacerse un piercing, pero, eso sí, de Tony
Hillfiger...
El otro Raúl, el del Madrid, de momento
no ha sido sorprendido portando un piercing, al menos, en ninguna parte
visible, pero eso no quiere decir nada, ya que hasta hace relativamente poco
tiempo, las barbas y los bigotes estaban prohibidos en ese club. Sin embargo,
en clubs más meridionales sí se ha visto ya a algún delantero centro con un
discreto arito, prueba fehaciente de que lo que empezó como algo alternativo y
rompedor, para minorías de enterados transgresores, se ha convertido en una
moda para los de siempre: para las multitudes que van a los raves-discotecas de
su pueblo o barrio todos los fines de semana. Los más guays se han quitado ya
los tatuajes en Houston y esos brazotes a lo Chili Peppers, eso pinchos a lo
Silke y esas escarificaciones al estilo Yola Berrocal se han quedado como el
amor de madre y los puntos de la droga del principio... Es decir, hechos una
pena.
Ahora bien, que no estamos diciendo en
absoluto que no nos mole ir tatuados, escarificados o hechos un santo cristo,
al fin y al cabo cada uno es muy libre de hacer con su cuerpo lo que digan lo
los americanos. Al fin y al cabo, un clavo en los perendengues siempre lucirá
más que salir con el culo al aire. O por lo menos eso nos parece a nosotros.
4 comentarios:
Hola Grace!: Estaría bien un artículo sobre los tatuajes talegueros(el punto,los cinco puntos, la jeringuilla,el cristo,el charlot,la cara de tus hijos etc)Será x documentación...
Hola Kike: estaría bien, pero creo que ninguno de nosotros está lo suficientemente puesto en el tema. Será cuestión de hablar con un coolhunter o un artista contemporáneo.
Mucho le podría contar yo al respecto.Por cierto ¿su novela? és que no sé si ya está publicada.Que sepa que sería el primer libro de un autor español contemporáneo que compraría sin complejos.Un saludo
Estoy y estamos en ello. Pronto, lo avisaré aquí. Gracias por el interés.
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